martes, 30 de octubre de 2018

Caminar con los pies hacia dentro

Un motivo frecuente de preocupación una vez que el niño tiene una marcha liberada, es decir, ya camina solo y estable, es observar que al echar los pasos las puntas de los pies se meten hacia adentro. Lo habitual es que se trate de algo normal, parte del proceso evolutivo del desarrollo de la marcha, pero es importante entender como tiene lugar este desarrollo y qué posibles causas pueden subyacer.


Por este motivo hay que pensar en el hecho observado de un modo más global, entendiendo que la punta de los pies es solo la parte final de toda la pierna, y que por tanto la causa de esta desviación del eje central puede venir desde la cadera, el fémur, la tibia o el propio pie. Así que vayamos por partes.




Las Caderas: 

Se trata de las articulaciones que unen el fémur con la pelvis. Pueden rotar hacia fuera (como cuando nos sentamos como un indio) o hacia adentro (como cuando nos sentamos “en W máxima”, con nuestro trasero en medio de las piernas y los pies a ambos lados). El recién nacido tiene una rotación externa (hacia fuera) mucho más amplia que la interna, como si estuviera dejando hueco para el pañal. Pero hay otro factor que ya no
depende de la articulación en sí de la cadera sino de la forma y orientación en el espacio del propio fémur en esa parte más superior, denominado “torsión femoral”. En el recién nacido el fémur se orienta en este caso hacia adentro, al contrario de lo que comentábamos en la cadera. Esto parece ser el resultado de la posición dentro del útero, y cuando el niño comienza a caminar, empieza a liberarse su cadera, aumentando la rotación interna (hacia adentro) exagerando el efecto “pies hacia adentro” debido a la orientación del fémur.


Las Rodillas:(en realidad las “tibias”)

Estos huesos están rotados hacia adentro al nacimiento, y a medida que el niño crece van alineándose muy rápidamente durante el primer año, hasta llegar a rotar hacia fuera en torno a los 3 años. Si esto no ocurre, pueden contribuir a que el niño camine con los pies hacia adentro. 



Los Pies: 

Al igual que las tibias, pueden orientarse hacia adentro, tanto desde el talón, como en su parte
delantera. Algunos niños nacen con lo que se denominan “pies zambos” (que precisan corrección ortopédica con yesos o con cirugía en algunas ocasiones), o con “metatarso aducto o aducido” (que salvo casos excepcionales suelen tratarse con manipulaciones y/o vendajes). En ambos casos, son los propios pies los que vistos desde la planta, adoptan una forma de “riñón”, produciendo en la marcha un efecto, esta vez si, realmente de “puntas hacia adentro”.




 ¿Y cómo evoluciona? 

La marcha con pies hacia adentro debida a la cadera o a la orientación del fémur suele corregirse espontáneamente con el crecimiento o compensarse a otros niveles. Ningún aparato ortopédico, calzado o ejercicios ni rehabilitación, ha demostrado científicamente que modifiquen esta evolución, pero se recomienda* evitar que el niño se siente “en W” o jugar fomentando la orientación hacia fuera de las puntas de los pies (jugar a las “ranitas” agachados, darle a una pelota con la parte interna del pie, etc). Tampoco se ha demostrado que incluso persistiendo esta tendencia, ello vaya a causar problemas degenerativos sobre la cadera (artrosis precoz, etc). En cuanto a las deformidades del propio pie, depende del tipo y gravedad de dicha deformidad la necesidad de utilizar un calzado especial o hacer algún tipo de intervención médica (de rehabilitación) o quirúrgica. En cualquier caso, las medidas de prevención propuestas* pueden adoptarse desde que empieza a observarse este síntoma, ya que son inocuas, y si persisten las dudas y sobre todo, si esta forma de caminar tiene consecuencias claras (mayores tropiezos de lo habitual, dolor, etc), lo más indicado es consultar con el Pediatra que determinará la transcendencia del hallazgo y la necesidad o no de derivación a un Servicio de Rehabilitación o Traumatología Infantil. 


Dra. Carmen Mateos Segura 
Médico Rehabilitador Infantil y mamá
Socia de Entre Nubes

jueves, 5 de julio de 2018

De Cómo Entre Nubes salvó mi lactancia y me rescató de la soledad de la maternidad

Hola, soy Mayte, mamá de una preciosidad de 22 meses que ha revolucionado mi mundo y me tiene enamorada hasta los huesos. 

Hasta la fecha, seguimos con lactancia materna (esa que llaman "prolongada", por eso de que hoy en día no es "lo normal" seguir con el pecho pasados los 4-6 meses...). Estoy muy feliz de que eso sea así y, en gran parte, es gracias a la Asociación Entrenubes, que me ayudó a superar un problema al mes y medio de vida de mi hija y luego me ha apoyado y aportado tanto, tantísimo, que estaré agradecida toda mi vida. 

No sé muy bien cómo comenzar a contar mi historia, en realidad no es nada tremendamente diferente de lo que les pasa a muchas madres y no hay nada excepcional en mi situación (me refiero a problemas de salud, familiares, laborales, etc). Y quizás por eso también me apetecía escribir sobre esto, porque incluso en una situación "normal", te puedes sentir muy sola y muy perdida como madre... y no todo el mundo tiene la suerte de tener una red de apoyo en su entorno directo o de dar con una tribu de mamás que se ayudan mutuamente, como es el caso con Entrenubes. 

Bueno, pues empiezo por el principio... Fui mamá a los 41 años, tras un embarazo estupendo (aparte los típicos dolores de espalda y algún problemilla de bajadas de tensión y mareos) y un parto muy divertido gracias al acompañamiento de mi marido, que me hizo reir hasta en mitad de los pujos (el pobre se llevó un tirón de orejas de la matrona por esto, "pero chiquillo, ahora noooo")... Y de repente, te encuentras con ese bebé tan deseado encima tuyo, se para el mundo y sólo estais tú, tu bebé y su papi en él... 

Esperas que tu bebé agarre el pecho y empiece a mamar por sí misma, como esos vídeos tan bonitos que te ponen en preparación al parto, y, sin embargo, esto no sucede... No es que ella no lo intentara, si no que agarraba el pezón y se le escapaba, lo intentaba una y otra vez, lloraba, lloraba y lloraba hasta que dejaba de intentarlo un rato para volver a ello más tarde..."¿por qué no se puede agarrar?, ¿qué estoy haciendo mal?". Enseguida empiezan las dudas, los miedos, los consejos de unos y de otros, que unas veces te ayudan y otras te confunden, te hacen sentir mal, desconfiar de ti misma, de tu instinto ... Todo lo que, luego te das cuenta, te va a acompañar durante toda la maternidad... 

Pero bueno, volvamos al tema del pecho. Mi bebé no se enganchaba, lo intentaba la pobre con todas sus fuerzas, y yo perdida sin saber qué hacer para ayudarla. Me dijeron que me pellizcara los pezones y poco más... A las 4 horas, ya desesperada, pedí ayuda por cuarta vez, y me dieron pezoneras... Al menos así ya pudo tomar algo y descansar... 

Así que de esa forma seguimos, yo intentaba que aprendiera a coger el pecho, pero nada, sólo se podía enganchar con la pezonera, y así estuvimos un mes hasta que empezó poco a poco a coger el pecho directamente. 

Desde muy al principio empecé a tener molestias en un pecho, me dolía y me salió un bultito, al principio como una canica, pero que creció hasta casi el tamaño de una pelota de golf. Me vieron matronas y ginecólogas varias y siempre me mandaban a casa con el consejo de masajear, poner calor antes de la toma y frío después, vaciar con sacaleches si la pequeña no vaciaba ella el pecho ("¿y cómo sé yo si ha vaciado o no el pecho?") y poco más... "Ten cuidado, que si no, vas a acabar con una mastitis"... 

Nadie indagó por qué se me producía esta obstrucción, ni valoró el agarre o la postura de la pequeña (posteriormente aprendí que el problema de raiz podría haber sido la postura del bebé al amamantar), ni me explicaron que si la ponía a mamar con la barbilla hacia el bulto ayudaría, que descansara (que el cansancio y el estrés no ayudan), que los masajes debían ser suaves (yo venga a apretar para que saliera leche a lo bruto, el dolor era indescriptible...), que aplicar calor directo no era lo correcto (con el calor de la ducha basta), que podía extraer la leche manualmente... (Todo esto lo aprendí después). 

Total, que unas semanas más tarde, tras mucho tira y afloja, muchos dolores y acabar, no sólo con la horrible pelota de golf en el pecho, sino también con el pezón destrozado de tal forma que lloraba de dolor en cada toma, acabé en urgencias con un diagnóstico de mastitis y me tuvieron que ingresar para darme antibiótico en vena porque estaba a punto de tener un abceso... 

Cuando salí del hospital, mejor, pero no bien del todo, decidí que tenía que buscar ayuda, no podía continuar así. Hasta entonces, tanto quería seguir dando el pecho, que lo había seguido haciendo a lo bruto por mucho que doliera. Mi hija no quería ni ver un biberón aunque fuera de mi leche extraída, así que a cerrar los ojos y contener las lágrimas cada vez que se enganchaba... Sabía que no aguantaría así mucho más... 

Una amiga me puso en contacto con su cuñada, que estaba en un grupo de lactancia y ésta fue la primera persona que me ofreció consejo sobre la postura y el agarre del bebé. Como estábamos en provincias diferentes, no me podía ayudar en persona, así que me recomendó buscar un grupo de apoyo en mi ciudad. Y así es como di con Entrenubes... El caso es que ya nos habían hablado de este grupo en las clases de preparación al parto, pero yo no le di mucha importancia ("bah, un grupo de madres que se reúnen para hablar sobre dar teta, tan difícil no puede ser"... ¡Qué equivocada estaba!) 

Bendito el día que por fin me decidí a escribirles... Enseguida me contestaron y, al ver que no respondí en el mismo día, me llamaron para ver cómo estaba e invitarme a acudir a uno de sus talleres gratuitos (hacen dos reuniones mensuales, donde pueden acudir mamás para buscar ayuda, consejo o simplemente compartir experiencias e información). 

Cuando atendí al taller, la asesora de lactancia se sentó conmigo y me dijo algo así como "venga, vamos a ver cómo mama esta pequeña"... "Chiquilla, pero cómo tienes esto, ¡qué horror!, ¿cómo has podido aguantar tanto?, ¡Te tiene que doler muchísimo!"... Lo primero fue "¡pezoneras fuera!" (había vuelto a usarlas a ver si así se curaba la herida del pezón), y lo siguiente, valorar cómo se agarraba mi hija al pecho, enseñarme a colocarla de diferentes posturas para que mamara correctamente, darme consejos para aliviar el dolor, masajear correctamente, extraer la leche manualmente (el sacaleches me hacía el mismo daño o más que la niña)... Recibí muchos consejos y además me sentí en un ambiente donde me entendían y me podía desahogar, muchas de las madres que estaban allí habían pasado por situaciones parecidas a la mía e incluso peores. 

Desde entonces todo fue a mejor, y hasta hoy... Pude mantener la lactancia materna, sin dolores, sin más problemas y sin más dudas.... Disfrutando al máximo de esta experiencia tan bonita que por poco se vio truncada. Por esto animo a todas las madres a buscar apoyo en cuanto tengan un problema. No quiero decir que los especialistas sanitarios no te puedan ayudar, hay muchos muy buenos por supuesto, pero también los hay que no están actualizados en algunos temas y no miran ciertas cosas como el agarre del bebé, etc, como me pasó a mí. Y una buena asesora de lactancia puede ayudarte más allá y darte las herramientas y la confianza necesarias para seguir adelante. 

Salí tan contenta de aquella primera reunión que me hice socia esa misma semana y empecé a atender reuniones y talleres, así como a participar en el grupo de whatsapp de socias... Y aquí es donde viene la segunda parte de lo que Entrenubes ha hecho (y sigue haciendo) por mí (y por todas las madres que están en la Asociación). 

En mi caso, como es el de muchas otras madres, no tenemos familia cerca, ni amigos con bebés, lo cual te acaba aislando bastante, y más si has dejado de trabajar para criar a tu pequeña... Y ya no sólo en el aspecto social, sino también en el emocional. Tener un bebé es una experiencia preciosa, pero también es un torbellino de cambios, de emociones, de hormonas, de dudas... Dudas constantemente de ti misma, quieres hacer lo mejor para ti y tu bebé, pero a veces te sientes un poco perdida. Te intentas dejar guiar por tu instinto, pero no ayuda cuando todo el mundo opina, hasta los que no te conocen, y siempre suele ser para decirte que no lo deberías hacer así, que hagas esto otro, que la malcrías, que por qué duerme contigo, que por qué teta otra vez, que por qué no la dejas llorar "si eso abre los pulmones"... 

Te sientes como que vas a contracorriente, que eres algo rara porque no te sale hacer lo que los demás te dicen que deberías hacer, y además estás muy sola por esto de no tener a tu familia cerca... 

Todo eso cambió con Entrenubes. Te sientes parte de una familia, te sientes apoyada y comprendida, nunca juzgada ni criticada. Compartes tus dudas, tus miedos, te desahogas en los momentos difíciles, pero también compartes tus alegrías y tus logros... Hablamos de todo, como comentaba anteriormente, no son sólo un grupo de madres que se reúnen para hablar de dar teta, va más allá... Desde temas de crianza, de la experiencia de la maternidad, de alimentación, de porteo, hasta compartir consejos cuando nuestros peques están enfermos, cuando lloran o les cuesta dormir, cualquier cosa, incluso se habla de cremas solares para bebés, zapatos y clases de música, por poner algunos ejemplos... Lo que viene a ser una familia, una tribu... Compartir, apoyar, aconsejar, arropar... 




Podría extenderme más, pero simplemente quería escribir esto para expresar mi gratitud y animar a todas esas madres que se sientan solas, perdidas o confusas, a buscar a su tribu. Tenemos esa idea de que deberíamos poder hacerlo todo solas y que si buscamos ayuda es un fracaso, pero no es así, al contrario. Estar en un grupo así, te da más seguridad, más confianza en ti misma y más tranquilidad... Ya no me siento sola en la maternidad, me siento parte de una familia, de la familia de Entrenubes. 



Mayte Fernández
Mamá y socia de Entrenubes

lunes, 14 de mayo de 2018

Contra Corriente


Contra corriente

El humor es el mejor aliado en la vida del ser humano. Cuanto más momentos agradables disfrutemos mejor será nuestra salud, física y emocional. ¡Hay que reírse cada día! Tomarse la vida con humor y ofrecerla así a los que nos rodean, es una herramienta siempre exitosa para gestionar y resolver nuestros conflictos emocionales. 

Aliviar a nuestros hijos con el humor ante la adversidad o la frustración es muy saludable. Así desdramatizaremos lo que suceda en nuestras vidas y nos resultará más liviano, más conectado con la realidad... Una única advertencia: que el sentido del humor no nos despiste, que no distraiga ni soterre la expresión de las emociones que nos suponen los sentimientos que transitan por nuestras vidas, y que tampoco les suceda a los que acompañamos en ello. 


Es necesario expresar para sanar, y eso, como casi todo, los niños lo aprenden de sus padres. Y es importante asumir esta responsabilidad, porque la sociedad nos vende todo lo contrario... nos arrastra a esconder nuestros sentimientos y nuestras emociones, porque así mantendremos el automatismo de nuestra funcionalidad y seguiremos sirviendo al sistema...

¡Ya está bien de creernos que el que reconoce y muestra es débil! ¡Ese es el fuerte! ¡El que es capaz de ir contra corriente para defender lo suyo! ¡Expresar al otro lo que nos sucede, nuestros errores, nuestro perdón, eso es de valientes! ¡Llorar es bueno y necesario para todos!

¿Me acompañáis en la propuesta de sentirnos libres para mostrar nuestros sentimientos y para encontrar las herramientas que nos ayuden a hacerlo?




Raquel Villaescusa
Madre, Doula, Coach familiar y profesional de la comunicación.

jueves, 3 de mayo de 2018

"ITV" BÁSICA DE LA ORTOPEDIA INFANTIL





Los que hemos tenido un hijo, sabemos que pasado ese primer momento (que puede durar segundos, horas, días… o meses) en el que no somos capaces de pensar, sino solo sentimos y sentimos y sentimos… le hacemos una pequeña “ITV” a nuestro recién llegado. Me refiero a una revisión pormenorizada de su anatomía. Nos fijamos en que tenga todos sus deditos, nos fijamos en su nariz, en sus orejas, y hasta empezamos a sacarle parecidos con algún familiar que con el paso de los años quedarán en agua de borrajas.

En este artículo vamos a tratar de poner un poco de ciencia en esta inspección, para que esa revisión sistemática de nuestro pequeñín sea algo más que estética, o al menos no solo estética. Espero que nos sirva para prevenir en él posibles problemas ortopédicos, o al menos para poder enfocarlos de la mejor manera posible, ya que su detección precoz nos permitirá poder consultar sobre ellos al profesional sanitario correspondiente.

Empezaremos por tanto por orden, de la cabeza a los pies:


          CRANEO:

    • “Bulto en la cabeza al nacimiento”: algunos bebés nacen con la cabeza abultada por un punto en concreto. Suele tratarse de un acúmulo de sangre entre el cuero cabelludo y el hueso del cráneo, y no afecta por tanto a su cerebro, por lo que ante todo hemos de estar tranquilos. Se denomina caput succedaneum si se trata de un liquido sanguinolento entre el cuero cabelludo y la funda que recubre el cráneo (periostio) o cefalohematoma si se localiza entre ese periostio y el hueso en sí. Se produce por algún tipo de traumatismo durante el parto y es más frecuente en los partos instrumentados, es decir, en los que se ha tenido que utilizar algún dispositivo para extraer al niño como por ejemplo una ventosa. Su resolución es espontánea aunque puede durar meses, pero si no se ha diagnosticado inicialmente o aumenta de tamaño en los primeros días de vida, hemos de consultarlo con el Pediatra, ya que aunque es normal que esto ocurra, es importante asegurarnos de que no suponga ninguna complicación para el bebé que en ningún caso sería de gravedad. 


  Izda: caput succedaneum    Dcha: cefalohematoma


    • Cabeza aplanada y giro de la cabeza a un lado:  nos puede llamar la atención que nuestro pequeño tiene la cabecita más aplanada por un lado, o por el contrario que un lado de la nuca abulta más que el otro. Suele tratarse de una plagiocefalia, una deformidad del cráneo debida al mayor apoyo sobre uno de los lados en estos primeros meses en los que el bebé pasa la mayor parte del tiempo durmiendo. A veces prefiere ese lado porque es donde solemos estar nosotros, o huye de una fuente de luz que le molesta, o por el contrario se orienta hacia ella (una ventana por ejemplo). Es importante adoptar medidas posturales lo antes posible, ponernos nosotros al otro lado, o cambiarle a él de posición en la cuna con la cabeza hacia los pies por ejemplo. También se comercializan cojines con un hueco en el centro para evitar el apoyo en plano, aunque no siempre son útiles si el niño ya se mueve mucho, y se pueden usar los cojines antivuelco para colocarlos casi de lado apoyados sobre el lado que abulta más. Pero lo que es más importante  aún es asegurarnos de que el movimiento de su cuello no está limitado, es decir, que no tiene una “torticolis muscular” asociada (acortamiento de uno o varios músculos del cuello), que sea la que le impide girar la cabeza hacia el otro lado. Esto puede ser la causa también del aplanamiento, pero habitualmente es la consecuencia. Hay que destacar que el número de niños con plagiocefalia ha crecido exponencialmente desde que la Academia Americana de Pediatría empezó a recomendar que los niños duerman boca-arriba para evitar la muerte súbita, y aunque es una recomendación correcta, durante el tiempo que el bebé está despierto, debemos ponerle también boca abajo, para estimular su desarrollo sobre todo, además de prevenir la plagiocefalia. Es importante consultar al pediatra no obstante, ya que un número muy pequeño de casos tienen un aplanamiento porque los huesos de su cráneo están fusionados (craneosinostosis).







 TRONCO:

    • Actitud en forma de “C”:



 Podemos observar también que al tumbarle, adopta una forma de “C”, como si le hubiésemos sacado de un molde de croissant. Es precisamente eso, y se denomina “síndrome del niño moldeado” cuando además se asocia a plagiocefalia y a otras alteraciones a diferentes niveles (columna, caderas, rodillas o pies). Se relaciona con la postura en la que estaba colocado dentro del vientre de la madre, y se trata con medidas posturales y con fisioterapia.






            CADERAS:


    • Asimetría de pliegues:


Todos hemos oído hablar que los médicos se fijan en que los pliegues de las piernas de los bebés sean simétricos. Es importante observarlos boca abajo y traccionando suavemente de sus piernas para alinearlas lo más rectas posibles. Es muy habitual que exista asimetría en los pliegues situados bajo el culete, pero cuando además los pliegues de las corvas no están a la misma altura, debemos de consultar, ya que puede tratarse de una “oblicuidad pélvica” o de una “displasia del desarrollo de la cadera”.

La primera de ellas consiste en el acortamiento por contractura de un músculo del glúteo y se trata con ejercicios, y la segunda sin embargo implica a la articulación en sí de la cadera, y precisa un tratamiento médico especializado, a veces con una especie de arneses y otras con cirugía.




           PIES:

Los pies pueden adoptar dos posturas básicas dentro de lo que consideramos “patológico”

    • Pies talos: 



Se encuentran posicionados hacia arriba, incluso contactando el dorso del pie contra la pierna, y suelen además dirigirse hacia fuera (talo – valgo). Suelen mejorar mucho con tratamiento manual por el fisioterapeuta y por los padres cuando han aprendido a hacerlo correctamente. Alguna vez necesitan férulas de yeso, pero no es lo habitual.



 



    • Pies zambos:





Los tobillos se orientan hacia abajo (en punta o en equino), las puntas se colocan hacia dentro (en aducto), y los talones se giran también internamente como si las plantas se miraran (varo). Esta deformidad suele ser más complicada de tratar que los pies talos, pero en casos leves pueden tratarse con manipulaciones y vendaje, otras veces requieren yesos, y en algunas ocasiones incluso cirugía.





Y hasta aquí el resumen de posibles descubrimientos que podemos intuir en nuestro recién nacido. Es importante concluir que ante cualquier observación de este tipo hemos de recurrir a nuestro pediatra de atención primaria que es quien valorará si efectivamente se trata de algo diferente de la normalidad y definirá en cada caso el tratamiento oportuno.


Dra. Carmen Mateos Segura
Médico Rehabilitador Infantil y mamá
Socia de Entre Nubes