jueves, 3 de mayo de 2018

"ITV" BÁSICA DE LA ORTOPEDIA INFANTIL





Los que hemos tenido un hijo, sabemos que pasado ese primer momento (que puede durar segundos, horas, días… o meses) en el que no somos capaces de pensar, sino solo sentimos y sentimos y sentimos… le hacemos una pequeña “ITV” a nuestro recién llegado. Me refiero a una revisión pormenorizada de su anatomía. Nos fijamos en que tenga todos sus deditos, nos fijamos en su nariz, en sus orejas, y hasta empezamos a sacarle parecidos con algún familiar que con el paso de los años quedarán en agua de borrajas.

En este artículo vamos a tratar de poner un poco de ciencia en esta inspección, para que esa revisión sistemática de nuestro pequeñín sea algo más que estética, o al menos no solo estética. Espero que nos sirva para prevenir en él posibles problemas ortopédicos, o al menos para poder enfocarlos de la mejor manera posible, ya que su detección precoz nos permitirá poder consultar sobre ellos al profesional sanitario correspondiente.

Empezaremos por tanto por orden, de la cabeza a los pies:


          CRANEO:

    • “Bulto en la cabeza al nacimiento”: algunos bebés nacen con la cabeza abultada por un punto en concreto. Suele tratarse de un acúmulo de sangre entre el cuero cabelludo y el hueso del cráneo, y no afecta por tanto a su cerebro, por lo que ante todo hemos de estar tranquilos. Se denomina caput succedaneum si se trata de un liquido sanguinolento entre el cuero cabelludo y la funda que recubre el cráneo (periostio) o cefalohematoma si se localiza entre ese periostio y el hueso en sí. Se produce por algún tipo de traumatismo durante el parto y es más frecuente en los partos instrumentados, es decir, en los que se ha tenido que utilizar algún dispositivo para extraer al niño como por ejemplo una ventosa. Su resolución es espontánea aunque puede durar meses, pero si no se ha diagnosticado inicialmente o aumenta de tamaño en los primeros días de vida, hemos de consultarlo con el Pediatra, ya que aunque es normal que esto ocurra, es importante asegurarnos de que no suponga ninguna complicación para el bebé que en ningún caso sería de gravedad. 


  Izda: caput succedaneum    Dcha: cefalohematoma


    • Cabeza aplanada y giro de la cabeza a un lado:  nos puede llamar la atención que nuestro pequeño tiene la cabecita más aplanada por un lado, o por el contrario que un lado de la nuca abulta más que el otro. Suele tratarse de una plagiocefalia, una deformidad del cráneo debida al mayor apoyo sobre uno de los lados en estos primeros meses en los que el bebé pasa la mayor parte del tiempo durmiendo. A veces prefiere ese lado porque es donde solemos estar nosotros, o huye de una fuente de luz que le molesta, o por el contrario se orienta hacia ella (una ventana por ejemplo). Es importante adoptar medidas posturales lo antes posible, ponernos nosotros al otro lado, o cambiarle a él de posición en la cuna con la cabeza hacia los pies por ejemplo. También se comercializan cojines con un hueco en el centro para evitar el apoyo en plano, aunque no siempre son útiles si el niño ya se mueve mucho, y se pueden usar los cojines antivuelco para colocarlos casi de lado apoyados sobre el lado que abulta más. Pero lo que es más importante  aún es asegurarnos de que el movimiento de su cuello no está limitado, es decir, que no tiene una “torticolis muscular” asociada (acortamiento de uno o varios músculos del cuello), que sea la que le impide girar la cabeza hacia el otro lado. Esto puede ser la causa también del aplanamiento, pero habitualmente es la consecuencia. Hay que destacar que el número de niños con plagiocefalia ha crecido exponencialmente desde que la Academia Americana de Pediatría empezó a recomendar que los niños duerman boca-arriba para evitar la muerte súbita, y aunque es una recomendación correcta, durante el tiempo que el bebé está despierto, debemos ponerle también boca abajo, para estimular su desarrollo sobre todo, además de prevenir la plagiocefalia. Es importante consultar al pediatra no obstante, ya que un número muy pequeño de casos tienen un aplanamiento porque los huesos de su cráneo están fusionados (craneosinostosis).







 TRONCO:

    • Actitud en forma de “C”:



 Podemos observar también que al tumbarle, adopta una forma de “C”, como si le hubiésemos sacado de un molde de croissant. Es precisamente eso, y se denomina “síndrome del niño moldeado” cuando además se asocia a plagiocefalia y a otras alteraciones a diferentes niveles (columna, caderas, rodillas o pies). Se relaciona con la postura en la que estaba colocado dentro del vientre de la madre, y se trata con medidas posturales y con fisioterapia.






            CADERAS:


    • Asimetría de pliegues:


Todos hemos oído hablar que los médicos se fijan en que los pliegues de las piernas de los bebés sean simétricos. Es importante observarlos boca abajo y traccionando suavemente de sus piernas para alinearlas lo más rectas posibles. Es muy habitual que exista asimetría en los pliegues situados bajo el culete, pero cuando además los pliegues de las corvas no están a la misma altura, debemos de consultar, ya que puede tratarse de una “oblicuidad pélvica” o de una “displasia del desarrollo de la cadera”.

La primera de ellas consiste en el acortamiento por contractura de un músculo del glúteo y se trata con ejercicios, y la segunda sin embargo implica a la articulación en sí de la cadera, y precisa un tratamiento médico especializado, a veces con una especie de arneses y otras con cirugía.




           PIES:

Los pies pueden adoptar dos posturas básicas dentro de lo que consideramos “patológico”

    • Pies talos: 



Se encuentran posicionados hacia arriba, incluso contactando el dorso del pie contra la pierna, y suelen además dirigirse hacia fuera (talo – valgo). Suelen mejorar mucho con tratamiento manual por el fisioterapeuta y por los padres cuando han aprendido a hacerlo correctamente. Alguna vez necesitan férulas de yeso, pero no es lo habitual.



 



    • Pies zambos:





Los tobillos se orientan hacia abajo (en punta o en equino), las puntas se colocan hacia dentro (en aducto), y los talones se giran también internamente como si las plantas se miraran (varo). Esta deformidad suele ser más complicada de tratar que los pies talos, pero en casos leves pueden tratarse con manipulaciones y vendaje, otras veces requieren yesos, y en algunas ocasiones incluso cirugía.





Y hasta aquí el resumen de posibles descubrimientos que podemos intuir en nuestro recién nacido. Es importante concluir que ante cualquier observación de este tipo hemos de recurrir a nuestro pediatra de atención primaria que es quien valorará si efectivamente se trata de algo diferente de la normalidad y definirá en cada caso el tratamiento oportuno.


Dra. Carmen Mateos Segura
Médico Rehabilitador Infantil y mamá
Socia de Entre Nubes