jueves, 5 de julio de 2018

De Cómo Entre Nubes salvó mi lactancia y me rescató de la soledad de la maternidad

Hola, soy Mayte, mamá de una preciosidad de 22 meses que ha revolucionado mi mundo y me tiene enamorada hasta los huesos. 

Hasta la fecha, seguimos con lactancia materna (esa que llaman "prolongada", por eso de que hoy en día no es "lo normal" seguir con el pecho pasados los 4-6 meses...). Estoy muy feliz de que eso sea así y, en gran parte, es gracias a la Asociación Entrenubes, que me ayudó a superar un problema al mes y medio de vida de mi hija y luego me ha apoyado y aportado tanto, tantísimo, que estaré agradecida toda mi vida. 

No sé muy bien cómo comenzar a contar mi historia, en realidad no es nada tremendamente diferente de lo que les pasa a muchas madres y no hay nada excepcional en mi situación (me refiero a problemas de salud, familiares, laborales, etc). Y quizás por eso también me apetecía escribir sobre esto, porque incluso en una situación "normal", te puedes sentir muy sola y muy perdida como madre... y no todo el mundo tiene la suerte de tener una red de apoyo en su entorno directo o de dar con una tribu de mamás que se ayudan mutuamente, como es el caso con Entrenubes. 

Bueno, pues empiezo por el principio... Fui mamá a los 41 años, tras un embarazo estupendo (aparte los típicos dolores de espalda y algún problemilla de bajadas de tensión y mareos) y un parto muy divertido gracias al acompañamiento de mi marido, que me hizo reir hasta en mitad de los pujos (el pobre se llevó un tirón de orejas de la matrona por esto, "pero chiquillo, ahora noooo")... Y de repente, te encuentras con ese bebé tan deseado encima tuyo, se para el mundo y sólo estais tú, tu bebé y su papi en él... 

Esperas que tu bebé agarre el pecho y empiece a mamar por sí misma, como esos vídeos tan bonitos que te ponen en preparación al parto, y, sin embargo, esto no sucede... No es que ella no lo intentara, si no que agarraba el pezón y se le escapaba, lo intentaba una y otra vez, lloraba, lloraba y lloraba hasta que dejaba de intentarlo un rato para volver a ello más tarde..."¿por qué no se puede agarrar?, ¿qué estoy haciendo mal?". Enseguida empiezan las dudas, los miedos, los consejos de unos y de otros, que unas veces te ayudan y otras te confunden, te hacen sentir mal, desconfiar de ti misma, de tu instinto ... Todo lo que, luego te das cuenta, te va a acompañar durante toda la maternidad... 

Pero bueno, volvamos al tema del pecho. Mi bebé no se enganchaba, lo intentaba la pobre con todas sus fuerzas, y yo perdida sin saber qué hacer para ayudarla. Me dijeron que me pellizcara los pezones y poco más... A las 4 horas, ya desesperada, pedí ayuda por cuarta vez, y me dieron pezoneras... Al menos así ya pudo tomar algo y descansar... 

Así que de esa forma seguimos, yo intentaba que aprendiera a coger el pecho, pero nada, sólo se podía enganchar con la pezonera, y así estuvimos un mes hasta que empezó poco a poco a coger el pecho directamente. 

Desde muy al principio empecé a tener molestias en un pecho, me dolía y me salió un bultito, al principio como una canica, pero que creció hasta casi el tamaño de una pelota de golf. Me vieron matronas y ginecólogas varias y siempre me mandaban a casa con el consejo de masajear, poner calor antes de la toma y frío después, vaciar con sacaleches si la pequeña no vaciaba ella el pecho ("¿y cómo sé yo si ha vaciado o no el pecho?") y poco más... "Ten cuidado, que si no, vas a acabar con una mastitis"... 

Nadie indagó por qué se me producía esta obstrucción, ni valoró el agarre o la postura de la pequeña (posteriormente aprendí que el problema de raiz podría haber sido la postura del bebé al amamantar), ni me explicaron que si la ponía a mamar con la barbilla hacia el bulto ayudaría, que descansara (que el cansancio y el estrés no ayudan), que los masajes debían ser suaves (yo venga a apretar para que saliera leche a lo bruto, el dolor era indescriptible...), que aplicar calor directo no era lo correcto (con el calor de la ducha basta), que podía extraer la leche manualmente... (Todo esto lo aprendí después). 

Total, que unas semanas más tarde, tras mucho tira y afloja, muchos dolores y acabar, no sólo con la horrible pelota de golf en el pecho, sino también con el pezón destrozado de tal forma que lloraba de dolor en cada toma, acabé en urgencias con un diagnóstico de mastitis y me tuvieron que ingresar para darme antibiótico en vena porque estaba a punto de tener un abceso... 

Cuando salí del hospital, mejor, pero no bien del todo, decidí que tenía que buscar ayuda, no podía continuar así. Hasta entonces, tanto quería seguir dando el pecho, que lo había seguido haciendo a lo bruto por mucho que doliera. Mi hija no quería ni ver un biberón aunque fuera de mi leche extraída, así que a cerrar los ojos y contener las lágrimas cada vez que se enganchaba... Sabía que no aguantaría así mucho más... 

Una amiga me puso en contacto con su cuñada, que estaba en un grupo de lactancia y ésta fue la primera persona que me ofreció consejo sobre la postura y el agarre del bebé. Como estábamos en provincias diferentes, no me podía ayudar en persona, así que me recomendó buscar un grupo de apoyo en mi ciudad. Y así es como di con Entrenubes... El caso es que ya nos habían hablado de este grupo en las clases de preparación al parto, pero yo no le di mucha importancia ("bah, un grupo de madres que se reúnen para hablar sobre dar teta, tan difícil no puede ser"... ¡Qué equivocada estaba!) 

Bendito el día que por fin me decidí a escribirles... Enseguida me contestaron y, al ver que no respondí en el mismo día, me llamaron para ver cómo estaba e invitarme a acudir a uno de sus talleres gratuitos (hacen dos reuniones mensuales, donde pueden acudir mamás para buscar ayuda, consejo o simplemente compartir experiencias e información). 

Cuando atendí al taller, la asesora de lactancia se sentó conmigo y me dijo algo así como "venga, vamos a ver cómo mama esta pequeña"... "Chiquilla, pero cómo tienes esto, ¡qué horror!, ¿cómo has podido aguantar tanto?, ¡Te tiene que doler muchísimo!"... Lo primero fue "¡pezoneras fuera!" (había vuelto a usarlas a ver si así se curaba la herida del pezón), y lo siguiente, valorar cómo se agarraba mi hija al pecho, enseñarme a colocarla de diferentes posturas para que mamara correctamente, darme consejos para aliviar el dolor, masajear correctamente, extraer la leche manualmente (el sacaleches me hacía el mismo daño o más que la niña)... Recibí muchos consejos y además me sentí en un ambiente donde me entendían y me podía desahogar, muchas de las madres que estaban allí habían pasado por situaciones parecidas a la mía e incluso peores. 

Desde entonces todo fue a mejor, y hasta hoy... Pude mantener la lactancia materna, sin dolores, sin más problemas y sin más dudas.... Disfrutando al máximo de esta experiencia tan bonita que por poco se vio truncada. Por esto animo a todas las madres a buscar apoyo en cuanto tengan un problema. No quiero decir que los especialistas sanitarios no te puedan ayudar, hay muchos muy buenos por supuesto, pero también los hay que no están actualizados en algunos temas y no miran ciertas cosas como el agarre del bebé, etc, como me pasó a mí. Y una buena asesora de lactancia puede ayudarte más allá y darte las herramientas y la confianza necesarias para seguir adelante. 

Salí tan contenta de aquella primera reunión que me hice socia esa misma semana y empecé a atender reuniones y talleres, así como a participar en el grupo de whatsapp de socias... Y aquí es donde viene la segunda parte de lo que Entrenubes ha hecho (y sigue haciendo) por mí (y por todas las madres que están en la Asociación). 

En mi caso, como es el de muchas otras madres, no tenemos familia cerca, ni amigos con bebés, lo cual te acaba aislando bastante, y más si has dejado de trabajar para criar a tu pequeña... Y ya no sólo en el aspecto social, sino también en el emocional. Tener un bebé es una experiencia preciosa, pero también es un torbellino de cambios, de emociones, de hormonas, de dudas... Dudas constantemente de ti misma, quieres hacer lo mejor para ti y tu bebé, pero a veces te sientes un poco perdida. Te intentas dejar guiar por tu instinto, pero no ayuda cuando todo el mundo opina, hasta los que no te conocen, y siempre suele ser para decirte que no lo deberías hacer así, que hagas esto otro, que la malcrías, que por qué duerme contigo, que por qué teta otra vez, que por qué no la dejas llorar "si eso abre los pulmones"... 

Te sientes como que vas a contracorriente, que eres algo rara porque no te sale hacer lo que los demás te dicen que deberías hacer, y además estás muy sola por esto de no tener a tu familia cerca... 

Todo eso cambió con Entrenubes. Te sientes parte de una familia, te sientes apoyada y comprendida, nunca juzgada ni criticada. Compartes tus dudas, tus miedos, te desahogas en los momentos difíciles, pero también compartes tus alegrías y tus logros... Hablamos de todo, como comentaba anteriormente, no son sólo un grupo de madres que se reúnen para hablar de dar teta, va más allá... Desde temas de crianza, de la experiencia de la maternidad, de alimentación, de porteo, hasta compartir consejos cuando nuestros peques están enfermos, cuando lloran o les cuesta dormir, cualquier cosa, incluso se habla de cremas solares para bebés, zapatos y clases de música, por poner algunos ejemplos... Lo que viene a ser una familia, una tribu... Compartir, apoyar, aconsejar, arropar... 




Podría extenderme más, pero simplemente quería escribir esto para expresar mi gratitud y animar a todas esas madres que se sientan solas, perdidas o confusas, a buscar a su tribu. Tenemos esa idea de que deberíamos poder hacerlo todo solas y que si buscamos ayuda es un fracaso, pero no es así, al contrario. Estar en un grupo así, te da más seguridad, más confianza en ti misma y más tranquilidad... Ya no me siento sola en la maternidad, me siento parte de una familia, de la familia de Entrenubes. 



Mayte Fernández
Mamá y socia de Entrenubes